miércoles, 15 de agosto de 2012

Capítulo 7

Me llevaron de vuelta a mi habitación.
Allí me tumbé en la cama como había hecho todo el día. Fingía aburrirme pero no era así. Tenía tanto en que pensar. En la columna de humo, en la proximidad de los juegos...y en ese chico, Bain. Era el único que había mostrado compasión, ¿por qué? Nadie lo había hecho. Ni los guardias, ni el organizador de los juegos, ni su compañero, el señor Kreek. Pero él sí. Por alguna razón el podía sentir lástima hacía mí. Incluso se sentía culpable. Pero seguro que no era culpa suya. Una pena que no lo fuera a volver a ver. El concurso empezaría dentro de poco y a mí me matarían. En realidad no podía dejar de sentir una especie de odio hacía él. Podría ponerse muy triste por mí o llorar incluso, pero él esta noche dormirá en su casa, en una habitación normal sin tener que preocuparse de sí vivirá al día siguiente. Yo no tenía tanta suerte. Aún así agradezco su disculpa, aunque no vaya a servirme para nada. El concurso empezaría y el lo único que hará será verme luchar por mi vida.
A todo esto, ¿qué tipo de pruebas tendré en el concurso? Lo primero es la ronda de selección. Consiste en enfrentar a los concursantes de dos en dos hasta que uno muera. Somos 22 concursantes. Al final quedamos 11. Luego empiezan las pruebas. Pueden ser duelos mano a mano, batallas por equipos, algún tipo de tortura...cualquier cosa valía.
Después de torturarme con la proximidad de mi infierno volví a pensar en la columna de humo. No había sido un accidente. Allí no había accidentes. Había sido una explosión seguro. Lo del accidente podría ser cierto en ese sentido pero me negaba a creerlo. Tenía que ser otra cosa. Pero ahora mismo no se me ocurría nada.
Alguien abrió la puerta.
-Te toca entrenar- dijo un guardia. Este debía ser una persona normal, es raro que los clones hablen.
Como respuesta me levanté y fui hacía la puerta, haciendo caso omiso de las miradas tan descaradas que me lanzaba el guardia. En ese momento prefería a los clones. Ellos no se sentían atraídos por nadie.
Bajamos el ascensor hasta el gimnasio, trayecto durante el cuál mi escolta seguía igual de disimulado que antes.
El gimnasio era una zona de paredes blancas (como gran parte del edificio) repleto de toda clase de aparatos para el entrenamiento: armas (que como mas tarde comprobé no cortaban), pesas y máquinas para  aumentar la musculatura, la flexibilidad, la resistencia, etc.
Aunque las dos últimas no servían para gran cosa, pues no creo que nos vayan a dejar apenas una semana para entrenar.
Me concentré en las armas. Cogí una lanza y practiqué varios movimientos de ataque y de defensa. Hice lo mismo con otras armas como espadas y hachas. Después me centré en armas para el ataque a distancia como hachas, cuchillos , boomerangs y el arco, el cual he descubierto que no se me da muy bien.
Practique algunos movimientos de lucha y corrí un poco. Todo esto intentando no dar lo máximo de mí, no quería que vieran todo lo que podía hacer.
Al contrario de lo que creía no había ningún concursante más. No se como pero con el poco tiempo que se supone quedaba para que empezara el concurso, han conseguido buscar la manera de entrenarnos en distintos horarios a cada concursante.
-Se acabo el entrenamiento. Tienes que ir a ducharte- noté la tremenda ilusión que le hacía la última frase.
Yo estaba repugnada. Era un cerdo baboso. Aunque por su aspecto solo parecería el típico tipo duro; era un hombre verdaderamente musculoso, de piel morena con el pelo castaño claro y los ojos verdes.
Llegamos a las duchas. Era una habitación sin ventanas con once duchas, cinco en una fila y seis en otra.
Me metí en una de las duchas del fondo, intentando alejarme de la vista del guardia. Por suerte no vi que hiciera ademán de seguirme. Me quite los pantalones. Iba a quitarme la camiseta cuando noté que había alguien detrás de mí. Me giré y allí estaba él.
-Perdone pero me gustaría tener un poco de intimidad para ducharme.
Se acercó a mi me empezó a acariciar la espalda.
-Es una pena que tengas que morir tan pronto. Aunque supongo que tendremos tiempo para divertirnos antes.
-Ahora mismo preferiría morir en el concurso que seguir aguantándote.
-Seguro que no dirás lo mismo después.
Me dio la vuelta y me atrajo hacia él. Quería quitarme la camiseta. Intentaba apartarme de él pero no podía, así que le dí una patada en la entrepierna y otra patada en la barbilla. Se cayó al suelo de espaldas. No se movía. Un reguero de sangre se deslizaba desde su cabeza. Me quedé inmóvil. Yo no quería matarlo.
¿Qué iba a pasarme ahora?

2 comentarios:

  1. Me encanta <3 tienes un don para escribir tía !!

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    1. Muchas gracias
      Y por cierto nosabes lo que me alegra ver que te hayas leido hasta aqui, crei que solo leerias hasta el 2 o asi xd
      Gracias :)

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